Estaba yo pensando...

Enviado el Martes, 07 marzo a las 09:51:38

mendru escribió

"Estaba pensando que como iba a escribir otra vez un proceso para hacer jabón de una manera fácil, segura, barata y rápida. Que resulte una explicación clara para todos los que empiezan y revele algunos secretos a los expertos.
Hasta ahora he probado muchas fórmulas y métodos para conseguir jabón en frío, en caliente, transparente e incluso líquido. Seguiré probando por que aunque una receta me salga bien nunca la repito, siempre hay algo que experimentar… y eso es lo bonito.

Para realizar un jabón necesitamos una grasa. ¿Por qué?

El proceso de creación de jabón es un proceso químico llamado saponificación que requiere de una grasa (o ácido graso) y una base alcalina.

Las grasas que tenemos más a mano son los aceites de cocina. Pero no todas las grasas tienen las mismas propiedades de saponificación.

En España es corriente que la gente use aceite de oliva. El aceite de oliva es al de girasol en los jabones lo que en la cocina. O sea que no vale un duro.

El jabón realizado con aceite de oliva se conoce como jabón de castilla y es uno de los mejores y más suaves. Hay quién difiere entre si es mejor o peor el de oliva virgen extra (presión en frío) o el de orujo (refinado). Yo uso el primero.

Existen aceites, como el de coco, que son más duros que el de oliva y esto confiere más solidez a la pastilla mojada. El aceite de coco también le otorga otras propiedades como espuma y limpieza. Este en España, no es tan fácil de conseguir. Lo que si es muy fácil de encontrar es manteca de cerdo, que no es lo mismo, pero si es mas duro que el de oliva.

Las bases alcalinas suelen ser Hidróxidos de Sodio (NaOH) o de Potasio (KOH). En las droguerías se conocen como sosa cáustica y potasa. Estos componentes son sumamente peligrosos. Para manipularlos hay que tomar primero unas medidas de seguridad.

Para poder continuar debes leer esto: http://www.pinsapo.com/modules

Para calcular la cantidad de álcali (base alcalina) que se debe usar, tenemos que pesar las grasas y multiplicar este peso en gramos por su valor de saponificación (SAP). Los jabones realizados con NaOH son jabones sólidos, los realizados con KOH son jabones solubles que se diluirán para hacer jabón líquido.

Pero ahora vamos a hacer uno sólido:

Puedes calcular a mano tu fórmula pero existen herramientas que facilitan la labor. Son las calculadoras de saponificación:

Ábrete esta: http://www.pinsapo.com/calculadora/

Ponemos en la calculadora por ejemplo 200 gr de oliva, 100 gr de coco y 100 gr de manteca de cerdo. Son números fáciles de medir en la báscula y porcentajes fáciles de calcular de cabeza.

La calculadora suma los valores de sosa para cada grasa y obtiene el total para la saponificación completa de éstas. Pero cuando hacemos jabón no queremos que saponifique completamente por dos motivos principales:
Por que los aceites tienen en mayor o menor medida componentes insaponificables. Significa que un porcentaje (por mínimo que fuera) de sosa quedaría libre en el jabón.
El otro motivo es por que un jabón con exceso de grasa tiene un tacto y un trato para la piel mucho más suave.
Si nos pasamos de grasas queda un jabón blandengue.

Total, que tomamos un valor de sobre-engrasado del 5% (para este experimento) y nos dice que tenemos que usar 56.6 g de sosa. Lo redondeamos a 56 y, ¡caramba! es lo mismo que darle el 6%. Pues eso, que más da.

En esta calculadora la concentración de la lejía determinará la cantidad de agua de la receta. En otras lo hacen de diferentes maneras.
Para recetas de aceites muy duros se suele usar concentraciones bajas y para recetas de aceites muy blandos concentraciones más altas. Ponemos 28% (valor por defecto).

En el recuadro del agua indica 146,8 pero redondeamos a 147 y si me apuras a 150. Es insignificante la diferencia tratándose de agua.

Entonces ya tenemos claro los ingredientes a usar y los vamos a buscar para empezar con el tinglao.

200 gr Aceite Oliva
100 gr Aceite Coco
100 gr Manteca de cerdo

56 gr de sosa cáustica
147 gr de agua

¡Bien!

Ahora vamos al lío y sin fotos.

Tenemos puesto el delantal y los guantes de goma ¿Ok?

Pesamos el agua en un vaso de medir de esos de vidrio resistente al calor y en un recipiente aparte pesamos la sosa. Si podemos nos vamos al aire libre, si no, el que tenga, que se ponga debajo de la campana extractora de la cocina. O delante de una ventana abierta.

Echamos poco a poco la sosa en el agua removiendo lentamente. El agua se calienta y emana vapores nocivos (que guay), pues no, no es guay. Por eso hay gente que recomienda usar, además, mascarilla y gafas protectoras.

Una vez mezclado, que no se deposite nada en el fondo, tenemos la lejía. La dejamos un momento a buen recaudo y nos vamos a por las grasas.

Cogemos una olla de acero inoxidable (así no hay problemas) y echamos las grasas y las ponemos al fuego para calentarlas.

Este es el momento que todos estábamos esperando: la temperatura de las grasas debe de ser entre 25º y 60ºC. Existen diferentes criterios sobre qué es jabón en frío y sobre la temperatura de las grasas. ¡Chorradas!
Vamos a ver, las grasas deben de estar calentitas, pero no mucho. Si no tienes termómetro basta con acercar la mano a las grasas calientes y si a unos cms notas calor (40-45º), ya está. Claro, si está echando humo también notas calor (>80º). No seas brut@, que te vas a quemar.

Desde mi punto de vista, el proceso en frío significa que la saponificación, en concreto la fase de gelificación, se produce en el molde y por el calor desprendido por el propio jabón. Las temperaturas iniciales son para comenzar el proceso y acelerar la emulsión.

Total, que tenemos las grasas fuera del fuego a 40º y la sosa ya se ha enfriado bastante.
Removiendo continuamente con un utensilio de madera (preferiblemente) vertimos poco a poco la lejía sobre las grasas que se van enturbiando y blanqueando hasta que conseguimos una mezcla homogénea (más o menos).

Llegados a este punto, si no tienes puestas las gafas (lentes) protectoras, te las pones.

Y cogemos la batidora (minipimer, de brazo o como queráis llamarla). Si es posible la ponemos en una velocidad lenta.

Una vez que estemos seguros de que está bien sumergida le damos al botoncito. Hay que asegurarse de no salpicar.

Total, (otra vez), que le damos al pinganillo hasta que eso se convierta en una mezcla emulsionada tipo salsa espesa. A mi me recuerda a la crema de calabaza.

Cuando lo esté, sacamos la batidora y ponemos el brazo (de la batidora) en remojillo. Y volvemos a la feliz tarea de seguir meneando con el palo. Esto ya es solo para asegurarnos de que tiene la textura que queremos.

Cuando está un poco más frío espesa más así que tampoco hay que dormirse. Aunque esto depende de la proporción de agua en la lejía.

Se le añaden entonces las esencias aromáticas, los colorantes y los aditivos.
Yo solo les suelo poner aroma. Bueno mentira, también los coloreo si puedo.
Y se vierte en el molde.

Se dice que molde puede ser cualquier cosa y eso no es del todo cierto. El jabón así aun es muy corrosivo. Además de algunos moldes cuesta sacarlo una barbaridad.
¿Que hace la gente?
Pues forran interiormente una caja de madera con papel de horno o de nevera y vierten ahí el jabón.

Lo suyo es tener una tapa o aproximado y taparlo (yo además lo tapo con film transparente) antes de cubrirlo con toallas o mantas. Veréis, la cuestión es intentar mantenerlo aislado térmicamente. Se puede usar cualquier cosa que lo mantenga calentito.

Y ahora paciencia.

Yo os cuento lo que le está pasando.

El jabón necesita una cantidad de calor para reaccionar. Lo que pasa básicamente, es que al romperlas la sosa, las grasas se separan en cadenas de ácidos grasos y liberan glicerina. Estos ácidos grasos son los que se asocian con la sosa y producen la molécula de jabón. Y muchas moléculas juntitas hacen la pastillita quedando la glicerina en su interior. Cuando la molécula se forma, produce calor (o lo devuelve). Esto hace que el jabón se caliente y alcance un estado semilíquido que se denomina gelificación. Esto es bueno por que hace que la textura y el color sean más homogéneos y saponifica más rápidamente.

Total, que te vayas a la cama que mañana será otro día.

Transcurridas 24 h, destapa el muchacho. Si al tocarlo te parece suficientemente duro, puedes desmoldarlo. Si eres de los que te has saltado lo de forrar de papel el interior del molde, a lo peor te arrepientes. También se puede poner aceite en el molde para que no se pegue, pero depende del molde funcionará o no.

Supongamos que a todos no ha salido estupendamente.
Ahora lo cortamos en los trozos que sea y lo ponemos a secar (dios mío) cuatro semanas.
Y ahora paciencia.
Yo os cuento lo que le está pasando.
Nada. Sólo se está secando.
Esto es una faena. Por que ¿quien tiene tanta paciencia? El truco es que si haces uno a la semana, o algo así. Después de un mes, puedes ir probando uno a la semana y la paciencia se limitará a eso. Pero es importante esperar este tiempo para que el jabón esté completamente hecho.

Luego viene lo malo que es que hay que lavarse con el. ;D"

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Lo has explicado fenomenal.

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