Lejía

Al menos en España solemos llamar lejía al hipoclorito sódico pero cuando hablamos de lejía y de jabones nos estamos refiriendo a la solución de sosa o potasa cáusticas. La lejía cáustica es el ingrediente peligroso de la elaboración del jabón. Puede producir quemaduras si entra en contacto con la piel. Por esto hay que protegerse con guantes y con gafas cuando la manipulamos.
Cuando mezclamos el agua y el álcali (que es como se denominan genéricamente) se produce calor por la reacción. Por eso es conveniente que el agua utilizada esté fría. También es conveniente que vertamos la el álcali sobre el agua ya que de hacerlo al revés puede hervir violentamente y saltar.
Cuando se mezclan, la solución queda turbia y blanquecina. Para poderla usar es conveniente dejarla reposar hasta que se vuelva totalmente transparente.
El agua debe ser destilada para que diluya completamente el álcali. El álcali debe de ser lo más puro posible y al diluirse no sedimentar.
Si se hace la mezcla y no se usa hay que guardarla bien cerrada, correctamente etiquetada y mantenerla lejos del alcance de los niños y mascotas.
Para evitar que el jabón solidifique demasiado deprisa es conveniente usarla fría.
En función de la concentración que tenga la lejía ésta tendrá mayor o menor proporción de álcali con respecto al agua.

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