Jabón de reciclaje


Cada año son miles de litros de aceite residual de cocina los que pasan a contaminar nuestros ríos y campos por ser un producto poco biodegradable. Con unos pasos sencillos es muy fácil convertir ese residuo en un producto no solamente útil y económico sino mucho más fácil de degradar. Uno de los factores de deterioro del aceite de cocina es la liberación de ciertos ácidos grasos y otras sustancias que producen mal olor. Al saponificar estas sustancias pasan a convertirse en jabón reduciendo significativamente el mal olor e incluso el color. Se trata de un jabón para lavar los cacharros los suelos o incluso la ropa, por eso nos podemos permitir un ligero exceso de sosa para garantizar la completa saponificación de las grasas. Por esto usamos el valor de saponificación 140 para el aceite de oliva. Si en él se han frito grasas animales algunas de ellas se quedan en el aceite por lo que el valor se puede subir hasta 150.
Esto significa que por cada kilo de aceite de oliva vamos a añadir de 140 a 150 gramos de sosa para convertirlo en jabón. Podemos añadir también sal, no más de un 1% del peso total, diluida en agua para conseguir un jabón un poco más blanco.
Así para realizar el jabón necesitamos 1 kg de aceite usado, 1 kg de agua (sí, he dicho kilo), 20 gr de sal y 145 gr de sosa cáustica. Filtramos bien el aceite usado y mientras diluimos la sosa en 900 gr de agua mezclándola bien. En los otros 100 gr de agua diluimos los 20 gr de sal. Ahora unimos el aceite con la lejía producida con la sosa y el agua. Mezclamos con la batidora hasta que lleguemos al punto de traza y en ese punto añadimos la solución salina hasta homogeneizar. Ya solo nos queda verter en un molde y cuando solidifique, al día siguiente, lo cortamos en tacos para dejarlo secar.

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