
Para hacer el jabón utilizamos aceite, sosa cáustica (también llamado
hidróxido sódico) y agua. La cantidad de sosa va en función de la cantidad y el tipo de aceite que usemos. Cada aceite, dependiendo de su composición, tiene un
índice de saponificación diferente. Este índice expresa la precisamente la cantidad de álcali que debemos utilizar para la completa saponificación del aceite. Por ejemplo, el aceite de oliva tiene un índice de saponificación de 190, lo que significa que para saponificar un kilo de aceite de oliva hacen falta 190 gramos de potasa cáustica. La potasa cáustica, que también se denomina
hidróxido potásico, se simboliza
KOH. Como el peso molecular del
hidróxido potásico es superior al del
hidróxido sódico en 1.4025 veces, para calcular el
índice de saponificación con sosa dividiremos 190/1.4025 que nos da una cantidad aproximada de 135. Y esto significa que para saponificar completamente un kilo de aceite de oliva hacen falta 135 gramos de sosa cáustica.
Ahora bien, el concepto
sobreengrasado significa que a ese mismo kilo de aceite le ponemos menos cantidad de sosa con lo que una parte del aceite no quede saponificado. Con esto conseguimos por una parte, garantizar que no existe exceso de sosa en el jabón y por otra, mayor suavidad y
emoliencia de éste.
El
sobreengrasado se suele expresar en tanto por ciento, por lo que un
sobreengrasado de 1% significa que el 1% del aceite no se saponifica porque dejamos de poner el 1% de sosa. Así si eran 135, el 1% sería 1.3, por lo tendríamos que usar 133.7 gramos de sosa. Para un
sobreengrasado del 10% restaríamos a la cantidad 13.5, con lo que nos quedarían 121.5 gramos de sosa.
El
sobreengrasado implica también un riesgo. Al haber parte del aceite no saponificado, éste tiene posibilidad de estropearse. Si además el aceite es especialmente delicado, mayor es el riesgo.
Comentarios
Besos
Marina/Maribel
genial