Agua y sosa

Sosa y agua constituyen la lejía y hay que decir de ellos pocas cosas pero muy importantes.
La primera, por ser la más importante, es que siempre se sigan las normas de seguridad para trabajar con sosa.
El agua es conveniente que sea lo más blanda posible, es decir, que tenga la mínima cantidad de sales disueltas. No es imprescindible pero es recomendable que se use agua destilada. Si no, agua de lluvia muy bien filtrada y hervida. Si no, agua mineral (de mineralización débil) y por último del grifo. La razón fundamental es que para diluir otra sustancia cuanto más pura el agua, mejor.
La sosa debe de ser también lo más pura posible. En los botes suele poner el grado de pureza. Es frecuente encontrar NaOH (sosa cáustica) al 99%. También es posible encontrarla al 50% y esta, por supuesto, es mucho menos recomendable ya que hay que compensar esa diferencia añadiendo más cantidad.
El bote que la contiene también es importante. Aunque ahora la normativa exige que el recipiente reuna unas características mínimas de seguridad, todavía podemos encontrar en el mercado sosa en bolsas o en cartón. Muy poco recomendables ambas, no sólo porque es peligroso almacenarlas así, sino también porque al contacto con el aire la sosa se degrada. Yo recomendaría alguna marca que da muy buenos resultados y es al 100% pero aún no me pagan comisión.
Comentarios
Por supuesto que se hacen jabones de sosa para su uso en cosmética.